La magia de las cuerdas
M. Giuliani

La magia de las cuerdas

 

Programa….

 

Heitor Villa-Lobos (1887-1959)
Preludio n° 1 en Mi menor
para guitarra

 
Mauro Giuliani (1781-1829)
Gran dúo concertante para violín y guitarra op. 85

Allegro maestoso
Andante molto sostenuto
Scherzo-Trío
Allegretto espressivo

 

Francisco Tárrega (1852-1909)
Capricho árabe (1892)
Serenata para guitarra

 

Mauro Giuliani (1781-1829)
Variaciones para violín y guitarra op. 24

Thema Andantino siciliano
Variación 1
Variación 2
Variación 3
Variación 4 Un poco più sostenuto
Polonesa

 

 

Notas….

 

M

auro Giuliani nació en Bisceglie (Italia) en 1781. Estudió contrapunto y violonchelo, aunque su principal instrumento fue la guitarra de seis cuerdas. Ya a los 16 años compuso una misa y su repertorio aglutina unas 150 obras catalogadas (con número de opus) y otras 70 sin numerar. Como anécdota, tocó el violonchelo en el estreno de la Séptima Sinfonía de Beethoven en 1813.

Escribirá para guitarra usando grafía en clave de sol como los restantes instrumentos y no en tablatura, escritura que se usaba tradicionalmente para la guitarra. Diferenciaba las partes de melodía, bajo y voces intermedias mediante la dirección de las plicas.

Tanto en Italia como en España en el siglo XIX hubo grandes guitarristas como Carulli, Carcassi, Sor, Aguado… Giuliani sin duda fue uno de los más destacados y contribuyó enormemente a definir un nuevo papel para la guitarra en el contexto de la música académica y a su aceptación como instrumento solista en el siglo XIX.

La dificultad técnica de sus obras son un reto pedagógico e interpretativo para los futuros instrumentistas de la guitarra y gran parte de sus obras forman parte del repertorio fundamental para este instrumento.

La dificultad técnica de sus obras son un reto pedagógico e interpretativo para los futuros instrumentistas de la guitarra y gran parte de sus obras forman parte del repertorio fundamental para este instrumento, entre las que se encuentran las dos obras que escuchamos en este concierto. Giuliani también se preocupó por la pedagogía. En 1798 publicó su Studio per la chitarra op. 1, donde abundan los estudios y ejercicios técnicos.

Las obras a solo pertenecientes a Villa-Lobos y Tárrega que forman parte del programa constituyen un hermoso repertorio que muestra la magia de la sonoridad de la guitarra.

Heitor Villa-Lobos . (Río de Janeiro, 5 de marzo de 1887-Ibid., 17 de noviembre de 1959) fue director de orquesta y compositor. Su música estuvo influida tanto por la música folclórica brasileña como por la música clásica europea. Ya antes de 1899, Villa-Lobos había empezado a dedicarse a la música como profesional. Actuó como músico de café tocando el violonchelo, si bien fue también intérprete ocasional de guitarra, clarinete y piano. Villa-Lobos tuvo también una segunda carrera como pedagogo de la música de su país. Compuso música coral para enormes coros escolares de niños, a menudo sobre adaptaciones de material folclórico. Su herencia en el Brasil de hoy, uniforme entre las nuevas generaciones, es planteada con la escuela de samba como una fuerte sensación de orgullo y amor entrelazadas con sentimientos similares para su país. El Preludio nº 5 es el quinto de una serie de cinco preludios para guitarra.

El Capricho árabe del valenciano Francisco Tárrega representa la imagen sonora de una España colorista, mágica y «exótica», lo que se conoce como el estilo «alhambrista» en donde se emplea con frecuencia la segunda aumentada imitando al sonido del laúd como expresión de los rasgos arábigos. Este repertorio, lejos de ser un «producto destinado a la exportación», refleja esa inagotable fuente de inspiración rodeada de belleza, misterio y magia que el universal monumento histórico de la Alhambra siempre ha irradiado. La pieza Capricho árabe fue escrita originalmente para piano y fue transcrita para guitarra por el propio compositor, lo que ha resultado todo un acierto pues ha conquistado el mundo de la guitarra y convirtiéndose en una de las obras más populares y universales entre los guitarristas.

Alfonso Casanova