Música del Virreinato
Barroco misional de los siglos XVII y XVIII

Música del Virreinato

 

Programa….

    I
    Archivos de Chiquitos y Moxos (Bolivia)
    Sonata Chiquitana en trio nº 18 (AMCh 278; So 32)

      Allegro, Andante, Presto

    A dúo con violines
    Tierno Infante divino (AMCh 170)

    Motete a soprano con violines
    Caima, Iyai Jesús (Motete) (AMCh 319)
    Acuarîrîca iñemo (AMCh 155)

    Códice Baltasar Martínez Compañón (Perú)
    Lanchas para bailar (1780)

    Esteban Salas (1725-1803)
    Catatada a dúo con violines. Navidad, s/f
    Qué niño tan bello!

     
    II
    Archivos de Chiquitos y Moxos
    Sonata Chiquitana en trio nº 14 (AMCh 274; So 28)

      Allegro, Andante, Menuete

    A dúo con violines
    Voláte Ángeli (AMCh 320)

    A dúo con violines
    Morenito niño (AMCh 329)

    José de Orejón y Aparicio (1706-1765)
    Por besar de este fénix (1780)

    Esteban Salas
    Cantada a 3 con violines. Navidad. 1791
    Silencio, por si dormido
     

     

    Notas al programa….

     

    L

    a difícil tarea evangelizadora de los jesuitas en la América española se llevó a cabo a través de diferentes estrategias de acercamiento hacia los indígenas, entre las cuales se destacan la educación musical, la escritura y la construcción de instrumentos musicales. El concierto que presentamos hoy está especialmente creado para dar la oportunidad de disfrutar de un repertorio perteneciente a la época virreinal. Tres voces y dos violines acompañados de un variado bajo continuo nos muestran algunas de las músicas creadas en aquellos contextos: piezas procedentes del Archivo de Chiquitos y Moxos (Bolivia). Por otra parte, el Códice Baltasar Martínez Compañón (Perú) además de unas pequeñas pinceladas con obras de dos de los autores más significativos del final del barroco colonial, el compositor peruano José de Orejón y Aparicio, y el cubano Esteban Salas, forman este programa.

    La seducción que la música provocaba sobre los indígenas americanos hace más de tres siglos fue aprovechada por los misioneros jesuitas para promover su labor evangelizadora. La música en el contexto de danzas y fiestas era un gran privilegio y ensalzaba el valor jerárquico al que pertenecían los nativos.

    Un ejemplo significativo del acercamiento jesuita hacia los indígenas a través de la música y de cómo en ésta confluyeron elementos del mundo europeo e indígena se ha dado en San Ignacio de Moxos, pequeña ciudad que fue fundada en 1689 por misioneros jesuitas en la provincia de Moxos, ubicada en el departamento del Beni, al noreste de Bolivia. Allí floreció una de las misiones más destacadas por el alto nivel musical alcanzado por los indígenas.

    El llamado Barroco Misional es el repertorio que se interpretaba en los siglos XVII y XVIII en las antiguas reducciones jesuíticas.


     

    El llamado Barroco Misional es el repertorio que se interpretaba en los siglos XVII y XVIII en las antiguas reducciones jesuíticas. En este conjunto son destacables las obras que se han conservado en las regiones bolivianas de Chiquitos y Moxos que hoy conocemos como Archivo de Chiquitos y Moxos (Bolivia). Con gran ayuda de la población indígena que vivía cerca de los sitios de las antiguas misiones católicas jesuitas se fueron recopilando cerca de 13.000 hojas manuscritas, entre las que se encuentran más de 5.000 páginas de música de Chiquitos y 7.000 de Moxos, correspondientes al Barroco Boliviano de los siglos XVII y XVIII, actualmente en pleno auge no sólo en Bolivia e Hispanoamérica, sino a nivel mundial.

    En las últimas dos décadas, la colección de música que más atención ha recibido de parte de investigadores y músicos, es la de las antiguas reducciones de Chiquitos, encontrada en San Rafael y Santa Ana de Chiquitos, y hoy guardada en Concepción (Santa Cruz) en Bolivia.

    En este programa incluimos repertorio de música vocal: Morenito niño (AMCh 329) para dos sopranos, dos violines y b.c., Tierno Infante divino (AMCh 170) para dos sopranos, un violín y b.c., ambos con texto en castellano. Voláte Ángeli (AMCh 320) para dos sopranos, un violín y b.c. con texto en latín, además de Caima, Iyai Jesús (Motete) (AMCh 319) y Acuarîrîca iñemo (AMCh 155), Motete para soprano con violines.

    El repertorio instrumental que se conserva en el Archivo Musical de Chiquitos consiste en dos grandes colecciones: Música para un conjunto instrumental y música para tecla. Entre la colección de música instrumental encontramos cuartetos, danzas, partidas, conciertos, sinfonías y sonatas, estas últimas las más numerosas. Se pueden encontrar también un grupo de sonatas en trio, de las cuales se podrán escuchar la número 14 y la 18 que son de un lenguaje marcadamente preclásico a la manera de Boccherini. Tanto la música instrumental como la vocal, están sólidamente fundadas en el estilo italiano. En ningún caso las partituras consignan el nombre del autor.

    La música que se encuentra en el Códice del obispo Baltasar Jaime Martínez Compañón, como nos cuenta Diana Fernández Calvo, es “la primera colección de música popular peruana conocida en Occidente que figura en la obra del Obispo Baltasar Jaime Martínez Compañón y Bujanda. La misma consta de varias láminas ilustradas elocuentemente en donde podemos observar bailarines y músicos. Las cuidadosas imágenes reproducen en detalle las actividades musicales, los instrumentos, las posiciones de los danzantes y el contexto en el cual la música era ejecutada”.

    El 13 de febrero de 1790, el Obispo envía una carta a Madrid dirigida al secretario de estado Don Antonio Porlier. En ella detalla el celo y cuidado con el que vigiló la exactitud de las reproducciones gráficas. También da cuenta de las personas o instituciones que han revisado su obra y detalla que entre ellos puede destacarse a las siguientes personalidades: el intendente de Trujillo y su asesor, los cabildos eclesiástico y secular, los principales ministros de la Real Hacienda de Trujillo y al mismo Virrey don Francisco Gil de Taboada. “Y todos, y especialmente dicho Virrey, la han apoyado con elogios muy singulares en todas sus partes manifestándome los más vivos deseos de que quanto antes acabe de extender las razones que faltan para la inteligencia y explicación de de algunas de las estampas y que extendidas, las dirija sin demora a las Reales manos de S.M. por considerar que su Real ánimo quede muy complacido al ver una tal obra”.

    Durante este concierto haremos visible este códice escuchando la Tonada las Lanchas para bailar que se encuentra en el fol. 186. “Esta página del Obispo no es ni puede ser especie alguna de canción o danza sudamericana. Cómo se nos presenta con el nombre de un viejo baile peruano es cosa que ignoramos. Así, con la estructura que se entrevé, con sus modulaciones, su extensión y su desusada articulación rítmica, no es materia para ensayar una versión crítica de lancha o de algo conocido (…)”.

    José de Orejón y Aparicio, nacido en Huacho (Perú) alrededor del año 1706, es considerado el principal compositor del barroco peruano. Existen pocos datos sobre la biografía de José de Orejón y Aparicio; se sabe que fue compositor, organista y ordenado sacerdote permaneciendo casi toda su vida en Lima. Sus padres fueron Esteban de Orejón y Victoria de Aparicio. Estudió en Lima, primero con Tomás de Torrejón y Velasco, y luego con Roque Ceruti, compositor milanés llevado a Lima por el virrey Manuel de Oms y Santa Pau, y uno de los principales responsables de introducir en el virreinato el estilo musical italiano del Barroco tardío.

    Entre su producción compositiva queremos destacar su obra Por besar de este fénix, pieza de evidente influencia napolitana en la que, como en su mayoría, nos muestra un total dominio de la técnica de composición de la época con un rico lenguaje armónico y toques de contrapunto. Y como nos cuenta Diana Fernández Calvo, “es un canto de celebración articulado como un reconocimiento de la naturaleza a su creador. Los protagonistas son los arroyuelos presentados en prosopopeyas. Los arroyuelos configurados por imágenes visuales de movimiento y auditivas van sumando notas de un animismo propias del misterio de la creación. Con estos recursos instala figuras en una sucesión gradual que delinean a la perfección los cruces de sensaciones. A través de sinestesias señala esa zona de la “apercepción”, o conciencia y logos, por los que el mundo sensorial se transfiere. Los arroyuelos finalmente cantan: “(…) besar pretendo sus plantas”.

    Fue el primer músico de origen mestizo que ocupó el codiciado cargo de maestro de capilla de la catedral de Lima. Murió en esa misma ciudad el 7 de mayo de 1765.

    De padres procedentes de las Islas Canarias, Esteban Salas Castro nace en La Habana (Cuba) a finales del año 1725. Ingresó como cantor tiple a los nueve años en la parroquial mayor de La Habana, estudiando Canto llano, Órgano y Composición. También estudió Filosofía, Teología y Derecho canónico en la Pontificia Universidad de La Habana. En febrero de 1764, a los 38 años, aparece como maestro de capilla de la Catedral de Santiago de Cuba realizando una importante labor: aumentó el número de instrumentistas y cantores, se preocupó por el aumento de los salarios de los músicos, organizó y preparó el archivo de las partituras dejando inventarios de las mismas, y realizó una gran labor didáctica dejando discípulos como Manuel Miyares, Diego Herrezuelo y Francisco José Hierrezuelo, quien le sucedería a su muerte como maestro de capilla.

    La obra musical de Esteban Salas partió del estilo barroco y poco a poco introdujo el clasicismo en la música de Cuba (deshecha trinos y adornos, y adopta armonías instrumentales propias del clasicismo), convirtiéndose en la más importante en la historia de la música cubana hispánica. Sus composiciones parecen tener influencia del italiano Pergolesi así como del clasicismo de Mozart y Haydn.

    Alejo Carpentier fue el descubridor de la mayoría del conjunto de sus partituras, mientras buscaba documentación e investigaba para la preparación de su libro “La música en Cuba”. Actualmente en los archivos del museo archidiocesano de la catedral de Santiago de Cuba y el Fondo “Pablo Hernández Balaguer” de la Biblioteca Elvira Calpe, contienen una buena colección de sus partituras. Su obra se difundió por el continente americano y tuvo influencias en contemporáneos suyos como Orejón y Aparicio, en Lima, y el venezolano Juan José Landaeta.

    Entre sus obras, pertenecientes a la escuela napolitana, se pueden encontrar siete misas, salves y motetes, salmos, himnos y autos sacramentales, además de una especie de villancicos llamados «cantadas», con alusiones a la música popular cubana.

    Además de músico, compositor y maestro de capilla, en 1790 se ordena sacerdote en la Catedral de Santiago de Cuba, ciudad donde muere en 1803.